De nuestra Visión

“Ser testigos de Jesús tanto como, en el Sector norte de Antofagasta, en toda la ciudad, la región, en nuestro país y donde nos lleve el Señor; para hacer Discípulos, enseñarles sobre la voluntad de Dios en la Biblia y bautizarles; Hasta el día que Nuestro Señor vuelva a buscarnos”.

De nuestra Misión


“Alcanzar a las personas que nos rodean, con el mensaje de Jesús, incorporándolos a la Iglesia para que conozcan y desarrollen sus Dones y talentos a fin de que los pongan al servicio de Dios y del cuerpo. Y así cumplir la Gran Comisión de manera integral”.

Biografía de Alberto Simpson

jueves, 2 de abril de 2009

La Alianza Cristiana y Misionera debe su existencia a la visión de Alberto Benjamín Simpson (1843-1919), un ministro presbiteriano que abandonó una acaudalada congregación en Nueva York para pastorear, en cambio, las masas desposeídas de esa misma ciudad.

Según describe el propio Simpson: "...Por lo tanto, después de tres años de gran compañerismo y perfecto entendimiento con estas queridas personas, y sin que mediasen desacuerdos de ninguna clase, les dije francamente que Dios me llamaba para un trabajo diferente, y pedí al Presbiterio de Nueva York que me dejase en libertad con el propósito de llevar el evangelio a las masas" (A. E. Thompson, A. B. Simpson, His Life and Work, Christian Publications.)


Alberto Benjamín Simpson nació en la Isla Prince Edward (Canadá) el 15 de Diciembre de 1843. Fue dedicado al Señor mediante las oraciones de John Geddie, el pastor de la familia, quien fuera él mismo, más tarde, un gran misionero conocido por su labor en las islas Nuevas Hébridas, en el Pacífico Sur.

En 1847, la familia Simpson se trasladó a la provincia de Ontario, donde adquirieron una granja. Allí, Alberto recibió la influencia espiritual de la estricta tradición calvinista y puritana de la Iglesia Presbiteriana Escocesa, influencia que fue balanceada por la lectura de la obra de Walter Marshall acerca del Misterio Evangélico de la Salvación, la que llevó a este joven de 15 años a comprender los conceptos de salvación y de santificación cristianos.

Al terminar sus estudios escolares, hizo clases durante un tiempo, con el fin de reunir el dinero necesario para poder matricularse en el Colegio Knox de la Universidad de Toronto, graduandose a los 21 años, luego de lo cual fue recibido como pastor de la Iglesia Presbiteriana de Knox, en Hamilton, Ontario.

Después de ocho años de ministerio exitoso y de haber ganado 750 nuevos miembros para su iglesia, se decía de él que era mejor que ningún otro en cuanto a elocuencia, habilidad y éxito en su labor ministerial. (A. E. Thompson, A. B. Simpson, His Life and Work, Christian Publications.)

A la edad de 32 años, en Diciembre de 1875, Simpson fue llamado a ocupar el púlpito de la mayor iglesia presbiteriana de Louisville, Kentucky, la iglesia presbiteriana de la calle Chestnut. Allí se embarcó en un esfuerzo evangelístico a nivel de toda la ciudad, que le sirvió para apreciar la trascendencia del ministerio evangelístico.

Al cabo de cinco años allí, su atención fue atraída por las masas de inmigrantes recién llegados a la ciudad de Nueva York, fundando una misión junto a las puertas de la Iglesia Presbiteriana de la calle Trece, donde, después da haber llevado hasta el Señor una cantidad de más o menos 100 inmigrantes italianos, la congregación le sugirió que buscara otra parte para proseguir este ministerio. En consecuencia, Simpson, dandose cuenta que Dios lo llamaba a un "ministerio diferente", dejó su cargo para dedicarse de lleno a su labor con las masas de Nueva York.

El llamado de Dios en la vida de A. B. Simpson dio como resultado una doble visión. Por una parte, su concepto de la totalidad y de la centralidad de Cristo en la doctrina, dio origen a lo que ha sido llamado el "evangelio cuádruple" : Jesucristo es nuestro Salvador, Santificador, Sanador y el Rey que viene, fórmula que es compartida también por las Asambleas de Dios y por las iglesias del Evangelio Cuádruple.

En segundo lugar, la visión de las almas perdidas y de la gente que perece sin Cristo, le impulsó a enviar los primeros equipos de misioneros al Congo. La creencia y la estrategia de Simpson era hacer que las personas llenas del Espíritu Santo se convirtieran en siervos activos de la obra del Señor.


El resultado de estas dos visiones fue el desarrollo de un mensaje centrado en Cristo y en la extensión del ministerio más allá de la iglesia local en lo que hoy día es la Alianza Cristiana y Misionera.


Juan Roberto Perez B.
Pastor en Antofagasta

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen Tema